miércoles, 10 de febrero de 2016

Fragmento de la novela TATUAJE de Charo Bolívar



Fragmento de la novela TATUAJE de Charo Bolívar

"Allí pasaba las mañanas y las tardes mientras mi madre lavaba la ropa de todos en el lavadero. Mi madre hacía jabón para no acabar nunca de lavar. Me explicó una vez que cuando era pequeña, su abuela, es decir mi bisabuela, le hacía lavar la ropa de sus hermanos mayores y después la planchaba hasta que no quedaba ni una arruga para que ellos salieran siempre limpios y correctos de casa. Más limpios que nadie. Y es que cómo decía con vanidad, “lavaba hasta el agua”.
    Mi madre juzgaba a cualquier persona por la más pequeña mancha o descosido en la ropa. Sobre todo a las mujeres. Para ella, cuyo mundo se dividía en buenos y malos y los segundos eran mayoría, resultaba muy fácil catalogar a cualquiera sin preguntarse por qué eso ocurría. Y tengo la sensación de que tampoco le interesaba hacerlo. No le habían enseñado a cuestionar. Nunca fue a la escuela, no sabía leer ni escribir y sin embargo era más lista que mucha gente que conocía. Y eso tampoco lo sabía.
    Los que como mi madre vivieron una guerra en su misma casa, contra sus vecinos, en su barrio y su ciudad no existían guerras interiores. Me refiero a aquellas guerras en que las únicas bombas estallan en tu cabeza y tienes que ser tú sola quién se lama las heridas. Para los que de verdad habían visto morir a hermanos, padres o hijos en una sinrazón todo lo que se relacionaba con problemas mentales eran tonterías de gente que no tenía nada que hacer. Había que aguantarlo todo y no quejarse nunca. Y eso lo llevaban grabado a fuego y bombas en el cerebro. El mundo de las mujeres siempre estaba detrás de un hombre. Nunca podían pasar adelante sin recibir un golpe o una traición. Cuando a alguna mujer le dolía la cabeza era cuento, cuando una mujer estaba en la cama muriéndose de dolor era cuento, cuando una mujer lloraba ocultando los moratones de su cara era prudente y cuando una mujer se revelaba contra su condición era peligrosa. Y las mujeres no tenían muchas opciones. Esto es lo que ella quería transmitir a sus hijas. 

(c) Charo Bolívar 2015

ME HE TRASLADADO

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